NUEVA TORRE DE LOS REYES CATÓLICOS

Torre de los Reyes Católicos desde la Ronda Alta
Torre de los Reyes Católicos desde la Ronda Alta

Para evitar las continuas disputas y problemas entre los herederos del Conde de Lemos, los Reyes Católicos asumen el poder sobre la fortaleza.

Sintiéndose muy enfermo, Pedro Álvarez Osorio quiere facilitar la posesión de la fortaleza a manos de su nieto Rodrigo. Por ello abandona el castillo de Ponferrada y junto con su mujer y su hija Juana se traslada al castillo de Cornatel. Allí moriría el 19 de febrero de 1483.

Las continuas disputas por el reparto de su herencia provocan la intervención y requisa de sus bienes por parte de los Reyes Católicos. Durante siglos la fortaleza pasa a estar gobernada por un corregidor elegido por la Corona.

El primero de estos corregidores será Juan de Torres, responsable de la cuarta torre en el Castillo Viejo o Torre de los Reyes Católicos. Siguiendo la seña del resto de torres y obras levantadas en el castillo, esta nueva construcción es marcada con los escudos de sus benefactores: los Reyes Católicos y Juan de Torres. Dicha torre se levantó entre 1492 y 1504 para reforzar las defensas del castillo.

Arco de acceso a la Torre de los Reyes Católicos
Arco de acceso a la Torre de los Reyes Católicos

Se cree que de esta época datan las obras de refuerzo en la Cueva de la Mora, construida en tiempo del Conde de Lemos. Este acceso al río Sil garantizaba el aprovisionamiento de agua dentro de la fortaleza incluso durante épocas de asedio.

En 1504 será recordado por ser el año de la muerte de Isabel la Católica. En 1506 Fernando de Torres, hombre de confianza de Fernando el Católico, se convierte en nuevo alcaide de la ciudad. La reina doña Juana solicita al nuevo alcaide una relación de obras necesarias en el Castillo, entre las que se encuentra el refuerzo de la mina de acceso al río Sil. El 28 de mayo de 1507 don Rodrigo, actual conde de Lemos, asalta y toma el castillo de Ponferrada, y lo perderá meses más tarde al ser abandonado por sus aliados. El conde de Lemos conserva la vida gracias a una carta que el rey Maximiliano de Austria hace llegar a Fernando el Católico solicitando el perdón real del conde.

Con la retirada del conde de Lemos, la Corona se hace cargo de nuevo del castillo desde donde garantiza el dominio del Bierzo. Villafranca y el resto de fortalezas bercianas quedan en poder de los marqueses de Villafranca.