El arte de la miniatura tiene su máximo apogeo durante la Edad Media. Podemos encontrar una representación artística de este movimiento en la exposición Templum Libri del Castillo de los Templarios.
Origen y evolución de la miniatura
La palabra miniatura viene del latín miniare en alusión a obras o grabados realizados en menor tamaño. Durante la Edad Media se utilizaban para la representación de diversos temas de la época, y mayormente relacionados con el mundo sagrado o divino.
Posteriormente, en el Renacimiento, los manuscritos ilustrados representaban también escenas civiles o profanas. La calidad de estas obras es de gran valor y su difusión se extiende gracias a su uso por parte de la nobleza europea.
La aparición y auge de la imprenta resta importancia a este tipo de reproducciones debido a su elevado coste. Los últimos maestros iluminadores datan de mediados del siglo XVI, destacando entre ellos la figura de Giulio Clovio.
El Miguel Ángel de las miniaturas
Giulio Clovio fue un pintor del renacimiento italiano especializado en miniaturas o iluminaciones para libros. Su gran destreza le sirvió el apodo de Miguel Ángel de las miniaturas.
Está considera como el mejor ilustrador del siglo XVI y gran parte de su fama se le atribuye gracia a su amistad con El Greco.
Aprendió a pintar siendo muy joven, en el monasterio benedictino de Crikvenica, de donde formaba parte como clérigo. Perfeccionó sus conocimientos en Roma y en Verona de la mano de los maestros Giulio Romano y Girolamo dai Libri.
Trabajó por encargo para reyes y grandes personalidades, que eran las que podían costearse el desarrollo de una obra única que duraba años en ver la luz. Se especializó en temas históricos y religiosos en formatos diminutos.
Los manuscritos ilustrados
Se relacionan el origen de los primeros manuscritos ilustrados con el Antiguo Egipto. Hacia el 2.000 a.C el denominado actualmente Libro de los Muertos representaba textos y escenas funerarias. Sacerdotes, nobles y faraones encargan la realización de estas obras cuyo fin era contener oraciones e instrucciones para el comportamiento de los difuntos en el más allá.
Esta técnica fue seguida por los escribas de Alejandría para gran parte de los manuscritos que albergaba la Biblioteca de Alejandría.
El arte de ilustrar libros tuvo su mayor desarrollo con la pintura románica y gótica. Posteriormente el arte de la miniatura evolucionó hacia el arte de los retratos en miniatura.
Retratos en miniatura
Esta tendencia se desarrolla a partir del siglo XVI. Eran pequeños cuadros donde se retrataban personajes en un marco frecuentemente ovalado. Muchos pintores se dedicaron en exclusiva a esta faceta, mientras que otros, como Goya, lo incorporaron como una corriente más dentro de su actividad.