Durante estos años de blog, hemos tratado muchos temas que rodean la cronología de nuestro castillo ponferradino como su relación con los Reyes Católicos. Pero, ¿qué sabemos sobre sus últimos huéspedes? Para conocer y entender mejor su historia, es importante esclarecer el origen de los Templarios. Así que nos situamos en la Edad Media, durante los casi 200 años que la orden estuvo en pie.
Punto de partida
Entre la incertidumbre de saber si fue por motivos políticos o religiosos, entorno a 1095 comienza una maniobra de auxilio sobre Tierra Santa para dar seguridad a los peregrinos de la zona. Bajo el nombre de cruzada, se creó una unión de cristianos que en 1099 tomará Jerusalén. Este punto dio el fogonazo de salida para que Hugo de Payens junto con 9 caballeros cristianos más fundaran una orden monástica con el objetivo de dar apoyo y protección a los peregrinos que cruzaban Europa con la intención de visitar los santos lugares donde vivió y murió Jesucristo. Aquí es donde se inicia el origen de los Templarios que, inicialmente, se apodaron como la Orden de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón.
Los Templarios
No es hasta 1129 cuando la orden es formalmente aprobada por la Iglesia. Poco a poco fue creciendo gracias a los donativos y a las grandes fortunas de los nobles que entraban a formar parte de la orden. Así, en 1220 llegaron a ser económicamente la fuerza más importante en Europa con unos 30.000 caballeros.
Una de sus insignias por excelencia es el sello templario en el que aparecen dos caballeros a lomos de la misma montura. Este simboliza la pobreza y la humildad, dos de los votos más importantes de la orden.
Declive de la Orden
Fue la pérdida de Tierra Santa lo que originó el inicio del declive de la orden. Aquí comienza una campaña de desprestigio con acusaciones de herejías y falsos crímenes con la que Felipe IV de Francia quería poner fin a los Templarios. Finalmente, es en 1312 cuando el Papa Clemente V disolvió la orden.
En gran medida, este fin viene de la mano de la riqueza y poder que sustentaba la orden. Y es que los templarios fueron los precursores de la banca en Europa: ofrecieron préstamos más ventajosos que los ofrecidos por los judíos convirtiéndose así en grandes banqueros. Esta buena posición fue, sin duda, lo que generó la envidia entre las altas esferas endeudadas. Envidia que propició las acusaciones que, justas o no, pusieron el punto y final a su época.