Hoy se celebra el Día Internacional de la Abolición de la Esclavitud en honor al 2 de diciembre de 1949, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el Convenio para la represión de la trata de personas y la explotación ajena. En este día se conmemora la erradicación tanto de la trata de personas, la explotación sexual, el matrimonio forzado, el reclutamiento infantil en conflictos armados y la explotación infantil.
Para celebrar este día, queremos hacer un pequeño recorrido por la historia de la esclavitud hasta la llegada del abolicionismo.
La Esclavitud
Se entiende por esclavitud el momento en el que una persona es propiedad de otra. Sus inicios podríamos situarlos en la Edad Antigua. Época en la que se empezaron a utilizar a los cautivos de guerra como mano de obra. Otra alternativa para llegar a ser esclavo era el apremio individual, es decir, como fruto de las deudas.
Esta práctica fue la base social y económica de las sociedades antiguas greco-romanas, a las que se consideran las primeras sociedades esclavistas.
El abolicionismo
Esta teoría defiende la anulación de las costumbres y leyes que se consideren que atenten contra la ética y la moral. Generalmente se relaciona con la abolición de la esclavitud.
Pese a que en épocas anteriores ya habían surgido estos pensamientos en personas como Francisco José de Jaca, lo cierto es que no es hasta el siglo XVIII cuando se empieza a materializar esta corriente.
Evidentemente esta corriente no entró en todos los países por igual y no afectó a todos los sectores oprimidos a la vez. En España, el abolicionismo entró por la presión de las potencias de la Restauración europea entre 1815 y 1820. No obstante, esta práctica solo se abolió en la península, ya que en las colonias tardaría muchos años más en entrar.
Pese a que hoy se celebra la erradicación de esta situación, lo cierto es que en pleno siglo XXI sigue existiendo su práctica. Quizás el ejemplo más claro lo vemos en Brasil en 2007, cuando el gobierno liberó a 10.731 esclavos. Por eso, cabe recordar que aún queda mucho por luchar y muchos derechos y libertades que devolver y, para ello, hay que mirar más allá de las fronteras.