El Señor de Bembibre es la obra más conocida del escritor berciano Enrique Gil y Carrasco.
Escribió la obra dos años antes de su muerte, en 1843, pero está ambientada mucho tiempo atrás, en el siglo XIV. El Señor de Bembibre está catalogada como una novela romántica histórica y tiene todos los ingredientes para atrapar al lector: intrigas, lucha generacional, poder y amor.
La historia de amor entre la protagonista, doña Beatriz, y su amado, don Álvaro, es el hilo conductor que permite al escritor describir y tratar temas que nutren de vital profundidad a la obra: el enfrentamiento entre diferentes órdenes militares-religiosas de la época, la presión de los padres en la elección de marido y la falta de descendencia que conlleva el final de un apellido.
En la trama, doña Beatriz y don Álvaro no pueden llevar a buen término su historia de amor debido a la presencia de una tercera persona, el conde de Lemos. Este último, pretende y consigue casarse con doña Beatriz, gracias al apoyo de los padres de esta. Tras la muerte del conde de Lemus todo parece indicar que la historia de amor entre Beatriz y Álvaro puede retomarse. Aunque finalmente consiguen casarse, las circunstancias no son propicias ya que Beatriz está a punto de morirse.
La Orden del Temple
La religión, la presencia de los musulmanes y las luchas entre órdenes de caballeros de diferentes reinos saltan al hilo argumental de la obra. Despechado por la boda entre doña Beatriz y el conde de Lemos, don Álvaro pasará a formar parte de los templarios. Tras la muerte del conde de Lemos una bula papal permite al personaje desvincularse de la Orden del Temple y le deja las puertas abiertas para casarse con doña Beatriz.
La lucha de intereses
Este es un tema recurrente en toda la obra y el principal obstáculo para que los protagonistas sean felices. La autoridad paterna se impone para permitir el vínculo entre el conde de Lemos y doña Beatriz. Finalmente la familia es castigada con falta de descendencia. Al morir Beatriz sin hijos, la casa de los Osorio queda condenada a la extinción.
Gil y Carrasco
Natural de Villafranca, se ambienta el autor en los paisajes que le son más conocidos. El Bierzo y el Castillo de los Templarios son el escenario perfecto donde se desarrolla toda la obra. El escritor nació en el seno de una familia acomodada donde recibió una educación en consonancia con la época: católica y tradicionalista. Su padre tenía un estrecho vínculo con los marqueses de Villafranca ya que era el administrador de sus fincas.
Dedicado a la literatura, escribió una treintena de poemas, artículos de viajes y costumbres y fue crítico literario. Su muerte prematura en Berlín antes de cumplir los treinta impide un mayor desarrollo de su obra. Sus restos fueron repatriados en 1987 a la iglesia de San Francisco de Villafranca. Gracias a su obra El Señor de Bembibre El Bierzo, Ponferrada y su Castillo tienen una historia de amor, intrigas y nostalgia de la cual son protagonistas.