La revuelta de los irmandiños

Del 20 al 22 de septiembre se escenifica en el Castillo de los Templarios la revuelta de los irmandiños y su intento de asalto a la fortaleza. Pero quiénes fueron los irmandiños y por qué se levantaron en contra de los señores feudales.

La Revuelta Irmandiña está considera como una de las mayores revueltas sociales del siglo XV. Su foco de actuación principal se centró en Galicia, aunque se extendió hasta tierras próximas. Tuvo lugar entre 1467 y 1469.

La situación social

Hay que tener en cuenta que la situación social del momento fue determinante y propició el levantamiento. Galicia estaba vivía una época difícil. Problemas como el hambre, las epidemias y los abusos por parte de la nobleza llevaron a los habitantes a una situación desesperada. A ello se sumaba la situación política del momento. Con la unión de los reinos de León y Castilla en el siglo XIII, Galicia se convirtió en una región dependiente de la Corona de Castilla. En la primavera de 1467 el pueblo se reveló contra los nobles y comenzó a atacar sus fortalezas.

La Irmandade Fusquenlla

Conocida como la Irmandade Fusquenlla o Hermandad Fusquenlla se formó años antes de la Revuelta Irmandiña, en 1431. Los vasallos del señor Andrade se unieron en contra de su seño en represalia por la dureza y abuso que sufrían. Fue un primer aviso de la situación de descontento que reinaba entre la población.

La Revuelta Irmandiña

La gran guerra irmandiña se fraguó en tierras gallegas. Las malas cosechas y la peste asolaban el pueblo, que se reveló con una gran revuelta popular. La baja nobleza dirigió este movimiento que unió a campesinos, hidalgos, gente de la ciudad y miembros del clero bajo un mismo fin: acabar con los abusos de los nobles.

Durante los enfrentamientos se destruyeron alrededor de 130 castillos y fueron atacados principalmente los feudos de Lemos, Andrade y Moscoso. Parte de la nobleza huyó a Portugal desde donde inició el contraataque para recuperar sus feudos.

El Conde de Lemos

El Conde de Lemos no se libró de las represalias del pueblo. Sus posesiones se extendían por Galicia y León, teniendo villas en Monforte de Lemos, Castro Caldelas, Serracín, Balboa, Villafranca, Corullón, Lusio, Ponferrada, Cornatel, Peñarramiro y Matilla de Arzón.

Los irmandiños atacan y destruyen gran parte de sus posesiones gallegas y bercianas, entre ellas el Castillo de Cornatel. El Conde de Lemos se refugia en su castillo de Ponferrada, donde es asediado. Finalmente, con la ayuda del conde de Trastámara, el conde de Lemos vence en septiembre de 1467 a los irmandiños.

Tras los ataques grandes partes del castillo tuvieron que ser reconstruidas y el conde de Lemos aprovechó las obras para mejorar la arquitectura defensiva de la fortaleza.