Se atribuye también al Conde de Lemos y a su primera mujer Beatriz de Castro la construcción de la Sala de los Azulejos. Situada en el Palacio Nuevo, externamente es visible por tener la apariencia de dos torres con veladores. Nos la encontramos a nuestro paso por la Ronda Alta del Castillo de los Templarios, entre la Torre de Cabrera y la Torre del Malvecino.
La Sala de los Azulejos mantiene su disposición original, divida en dos alturas, para albergar aposentos altos y bajos. Esta sala era el ala más noble del patio superior de la zona palacial. Estaba cubierta por un tejado a dos aguas, dispuesto entre dos cuerpos más altos que se corresponden con las torres actuales: el velador o mirador de los Azulejos al sur y el cenador alto al norte.
Azulejos de Manises
Esta sala fue mandada construir por Pedro Álvarez Osorio en el siglo XV. Junto con otras dependencias señoriales constituyen el espacio conocido como Palacio Nuevo del Castillo de los Templarios.
Recibe su nombre por su apariencia interna original. La sala estaba decorada con lujosos azulejos en los zócalos de sus muros. Las piezas fueron traídas de los talleres levantinos de Manises, una actividad floreciente en el siglo XV. En su decoración destacaba la vistosa ornamentación de claves entrelazados que adornaban las armas de los condes de Lemos. Tan solo se conservan algunos fragmentos de los azulejos originales. Dichos azulejos fueron recuperados durante los trabajos arqueológicos desarrollados en el Castillo de los Templarios.
Actualmente podemos ver una reproducción de estos hermosos azulejos decorando las jardineras del paseo de avenida de Pérez Colino en el centro de Ponferrada.
Biblioteca Templaria
Las obras de rehabilitación del Plan Director recuperaron este espacio y lo transformaron en la actual Biblioteca Templaria y el Centro de Estudios Históricos. La antigua Sala de los Azulejos del Conde de Lemos alberga en su interior una de las mejores colecciones de facsímiles, gran parte de ellas visibles en la exposición Templum Libri.