La Torre de los Caracoles

La Torre de los Caracoles del Castillo de los Templarios de Ponferrada data del siglo XV. Su construcción se corresponde con la época de posesión del Castillo por parte del primer Conde de Lemos, Pedro Álvarez Osorio. Bajo la presencia de dicho personaje se llevarían a cabo el levantamiento de otras importantes torres que reciben el nombre de Moclín, Cabrera, Malvecino, Malpica y Torre del Homenaje Viejo, ubicada esta última en la zona del Castillo Viejo.

Situación de la Torre de los Caracoles

Su presencia no pasa desapercibida para aquellos que visitan el Castillo. Se sitúa a la izquierda de la entrada o puerta de acceso principal, y destaca por coronar con dos torres circulares en el margen derecho de la torre.

Forma parte pues del sistema defensivo de la fortaleza y está en la parte frontal del Castillo, acompañando a la Torre de Moclín.

Estructura

La Torre de los Caracoles se levantó en la primera fase de obras llevada a cabo en el Castillo, entre 1440 y 1463.

Tiene forma de cubo con dos torrecillas almenadas y que dan nombre a dicha construcción. La torre está formada por un cuerpo en U, abierto por la gola, para que no pudiera utilizarse contra el interior en caso de asalto. Alberga dos pequeñas cámaras sobre el rastrillo que se utilizaban para alojar los mecanismos del mismo. Aunque actualmente se presenta descubierta, se cree que estuvo techada y contaba con una estructura de madera o andamio para subir a la zona de los caracoles.

La protección del paso de esta torre era de vital importancia, ya que desde ella se accede a la ronda baja y al interior de la plaza principal del Castillo. La presencia de restos de una ménsula de apoyo de una pasarela y el remate de las jambas de rastrillo y del portón, hacen suponer que el acceso a esta torre estaba protegido con un puente levadizo. De ser así habría igualmente un foso interno en esta puerta.

Tiene la particularidad de permitir el paso bajo ella y se la denomina también Torre de la Puerta.

Inscripción

Sobre dicha torre reposa una de las inscripciones más llamativas del Castillo: “Nisi Diminus custodierit civitatem frustra vigilat qui custodit eam”. Que tomada de un salmo bíblico se traduce como: “Si el Señor no protege la ciudad, en vano vigila quien la guarda”.