Último Gran Maestre de la Orden del Temple

El último gran maestre de la Orden del Temple conocido fue Jacques de Molay. De origen noble, vivió desde 1245 hasta su trágica muerte en 1314.

Una conspiración para acabar con el Gran Maestre y los templarios

Con la expulsión de los judíos de Francia en 1306, la economía francesa se vio amenazada. El rey Felipe IV no tenía medios para devolver los préstamos que había pedido a la Orden del Temple y comenzó su conspiración contra los templarios. Devaluó la moneda en varias ocasiones y comenzó a correr la voz de que los templarios tenían un comportamiento poco cristiano.

En 1307, ayudado por el papa Clemente V, se ordenó la detención de Jacques de Molay y del resto de templarios acusados de sacrilegio. Torturado, el último gran maestre acabó reconociendo los cargos, de los cuales se retractaría más tarde.

La trágica muerte del último Gran Maestre Templario

El 18 de marzo de 1314 Jacques de Molay fue quemado vivo en la hoguera frente a la catedral de Notre Dame, último Gran Maestre de la Orden del Temple. París fue testigo de la muerte del último gran maestre templario, apenas doscientos años después del nacimiento de la Orden.

Antes de perecer, el condenado proclamó la inocencia de la Orden del Temple y lanzó una maldición a los culpables de conspirar contra la misma. Jacques de Molay emplazó a los que le llevaron a la hoguera a rendir cuentas ante Dios en menos de un año.

La maldición de Jacques de Molay se cumple

La maldición del último gran maestre se cumplió. Las tres personas que conspiraron para acabar con la Orden murieron en los siguientes meses. El papa Clemente V falleció el 20 de abril de 1314. El 29 de noviembre el rey Felipe IV moriría en un accidente de caza. Su fiel ayudante en la conspiración, Guillaume de Nogaret, moriría en el mismo año envenenado.

Verdad o leyenda, lo cierto es que los templarios se hicieron con un gran poder y fortuna en menos de dos siglos de existencia. Esto les granjeó la enemistad con personas influyentes que vieron amenazada su condición privilegiada.

 

Foto: AGE